miércoles, 25 de noviembre de 2009

Segundo… y luego la disculpa del Sr. Vicente Molina Foix.

… la disculpa del Sr. Molina que tanto se hizo de rogar: Podemos leer en esta entrada http://www.elboomeran.com/blog-post/79/7928/vicente-molina-foix/la-promesa-cumplida/ el siguiente texto:

"La promesa cumplida
Escribo este texto con el ánimo de disculparme ante una serie de personas cuyo número desconozco: aquellas que, habiéndose sentido molestas e incluso agredidas por mi artículo de la revista Tiempo ‘Dibujos animados', replicaron con cortesía y mesura, no por ello dejando de ser contundentes en sus opiniones contrarias a la mía. Quiero citar por su nombre en primer lugar a Álvaro Pons, que se dio con razón por aludido, si bien mi alusión no ponía en entredicho sus trabajos como crítico y comentarista del cómic en El País, que suelo leer; una de las motivaciones del artículo era lo que yo veía (y veo) como desmedida importancia reciente dada al cómic en detrimento de otras actividades y facetas artísticas. Mi arremetida iba principalmente dirigida contra esa descompensación, no contra las personas que gustan de las historietas, las siguen y las crean. Asimismo, de ningún modo se podía traslucir de mis palabras de Tiempo que yo pidiera la desaparición o el silenciamiento de las publicaciones, revistas, profesionales y editoriales que se ocupan del cómic, cosa, por cierto, que sí es lo que han pedido hasta la saciedad la mayoría de quienes me han insultado en nombre del cómic, reclamando ‘autos da fe' y boicots públicos, profiriendo comentarios homófobos de la peor calaña, mentiras de índole personal y otras injurias graves, que habrían sido indudable causa de denuncia y persecución legal de no haberse escondido sus perpetradores en el cobarde anonimato del seudónimo o el nombre suplantado (otro perseguible delito).

Especial consternación me produjo, en ese apartado, la carta del señor Antonio Altarriba, catedrático de literatura francesa de la Universidad del País Vasco (la misma en que yo fui profesor de Filosofía del Arte durante casi diez años), por su tono vindicativo y su exigencia de un ‘mea culpa'; ni siquiera como broma pesada son aceptables este tipo de actitudes próximas a la ‘fatwa', y mucho menos -debería saberlo el señor catedrático- en el contexto vasco. Citaba Don Antonio Altarriba con interés una novela mía, cosa que le agradezco sinceramente (es una de mis preferidas), pero también me llamaba caduco, apoyándose en la autoridad de Umberto Eco. Pues bien, le citaré al señor Altarriba un texto reciente de mi no menos admirado Eco en el que, escribiendo sobre su trabajo de columnista periodístico, se refería a quienes a menudo le han preguntado si él trasvasaba a esas breves piezas reflexiones más desarrolladas en sus libros mayores. Todo lo contrario, era su respuesta; lo que quiere plasmar en esas columnas es "la reacción irritada, el impulso que lleva a la sátira, la estocada crítica escrita al hilo de la actualidad".
Imposible expresar mejor que Eco la forma y el similar propósito de ‘Dibujos animados', esté yo equivocado en mis opiniones o acertado (y hay más gente refractaria al cómic de la que lo hace saber públicamente, créanme). Tengo, como cualquier otro ser humano, derecho a mis fobias, y de ellas se nutre, para bien o para mal, el mundo del columnismo, muy distinto al del editorial o el reportaje periodístico, que exigen ecuanimidad y comedimiento. Yo no me mostré ecuánime, lo acepto, ni comedido en la expresión de ese rechazo, y por ello he apreciado aún más la contribución escrita al debate de quienes -como Beatriz Olivenza, ‘Lepetomane' o el dibujante de historietas que firmaba Oliveira- siendo opuestos a mis criterios han tratado de entenderlos y permitirme la libertad de opinar.
Dos apostillas finales en esta polémica que doy por mi parte cerrada con el presente artículo. Es muy preocupante para la salud mental de los miles de sinceros aficionados al cómic que algunos de sus, digámoslo así, cabezas responsables, exhiban la ignorancia del señor Pau Martínez, Bibliotecario de la Red de Bibliotecas Populares de Barcelona y miembro del Grupo de Trabajo de Biblioteca y Cómic del Colegio Oficial de Bibliotecarios de Cataluña, como firmaba en la carta dirigida al director de la revista Tiempo . Don Pau me llama a lo largo de su muy extensa misiva "el director", tal vez desconociendo que soy únicamente un cineasta ocasional (una película y media hasta la fecha, y ya he cumplido los sesenta) pero autor de más de veinte libros, y, si se me permite la aclaración puntillosa, ganador con mis novelas, publicadas en sus mayoría en conocidas editoriales catalanas como Anagrama, Seix Barral o Plaza & Janés, de premios como el Herralde, Azorín, Barral, Salambó o Nacional de Literatura. Quiero confiar en que los lectores de la red de bibliotecas que dirige el señor Martínez tengan más acceso que él mismo a alguno de mis libros. Tampoco era tranquilizadora la carta al director del señor Alejandro Casasola, Director del Salón Internacional del Cómic de Granada; estaba plagada de faltas de ortografía.
Más triste para mí, por lo que revela, ha sido comprobar el odio que -con sus conocidos ribetes fascistoides- surge a la menor ocasión, y aun sin venir a cuento, en torno al cine español, del que antes que nada me considero espectador, no más defraudado por sus producciones que por las de otras cinematografías comparables. Es llamativo que esos improperios maximalistas los expresen quienes han querido lincharme a mí por expresar no una descalificación de raíz del cómic sino una falta de sintonía personal.
No quise herir con ‘Dibujos animados', sino polemizar, y por eso pido perdón, no por tener las ideas que tengo en este particular sino por haberlas formulado de manera que el artículo pudiese parecer, más que una protesta, un afrenta.”



Bien, tras este maravilloso párrafo de disculpa (que no hace mas que decir que lo que dijo es cierto, como todo lo que ha dicho en toda su vida y que como mucho le hemos mal interpretado) el Sr. Molina da por zanjado este asunto.
Me parece muy bien. Pero lo que me gustaría recalcar es que el blog del Sr. Molina tubo, mientras la polémica estuvo en su momento mas álgido, MAS DE 340 COMENTARIOS. Creo que es más de lo que este señor se merecía. Siento si no le gustaron esos comentarios a el Sr. Molina, pero dio muestras del mas absoluto desprecio a todos los que le escribimos, tardando en escribir una disculpa mas de un mes.

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