martes, 14 de febrero de 2023

Sin malos rollos, es solo mi humilde opinión.

 Siempre se me ha dado bien enseñar. Soy mejor vendedor y mi fuerte es la “atención al cliente”; pero la verdad es que disfruto enseñando.

El siglo pasado, durante la segunda parte de la Objeción de Conciencia que en aquel entonces duraba 13 meses, monté un taller de cómic en un centro cívico de una de las zonas más deprimidas de Barcelona en aquel tiempo. Allí di “Cómic” durante cinco años, hasta que el centro cambió de director, y prefirió trabajar con alguien de barrio que estaba empezando su carrera como artista secuencial.  Guardo muy buen recuerdo de aquella experiencia.

Eso quedó en mi cabeza durante mucho tiempo, y gracias a mi relación con mis amigos Mike Ratera y Eduardo Alpuente, me fui acercando poco a poco a la escuela de cómic mas grande de España, la “Escola Joso”. Pero en el momento que estaba tomando decisiones sobre esto, recordé que era “hijo” de la escuela pública. Que ya había dado clases en un centro cívico del ayuntamiento de mi ciudad, y que creí, tenía una deuda con aquellos que deseaban ser artistas secuenciales, pero no podían pagar una cuota mensual a una empresa privada.

Felizmente el gobierno de turno puso en funcionamiento el “grado superior de cómic” y por fin encontré la forma de poder colaborar con uno de esos cursos públicos. En concreto con el de “L'Escola Superior de Disseny i Art Llotja (ESDA Llotja)”. Lo cierto es que me sentí agradecido de ser recibido con gran calidez y entusiasmo por parte del profesorado. Desde 2019 estoy colaborando con la Llotja haciendo algo parecido a las “prácticas”, enseñándoles cuestiones profesionales y de trabajo, ofreciéndoles opciones de trabajo en las tres grandes industrias del cómic. A mí no me importa perder horas de mi vida y desplazarme hasta el centro donde “trabajo” con jóvenes adultos quienes quieren hacer realidad su sueño de vivir de sus manos, hablando en imágenes y palabras, dando todo lo que pueden por ser profesionales del cómic.

Soy consciente que las “prácticas” que yo les ofrezco no son lo mismo que trabajar mano a mano con un artista secuencial, en su estudio-casa, sobre trabajo real, pero si es una forma de solucionar una de las cuestiones que se plantean los jóvenes adultos que terminan ese grado superior… ¿Ahora qué?

Desde entonces varios alumnos se han convertido en profesionales en USA. Pronto los presentaré. 

Ánimo y adelante


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